A principios del siglo XVII Claudio Monteverdi revolucionó el mundo musical con un género completamente nuevo: la ópera. En 1624 se representó Il combattimento en el palacio de los nobles venecianos Mocenigo, que más tarde se definiría como “ópera”.
Una tarde de Carnaval se representaban en el Palacio Mocenigo algunos de los madrigales amorosos de Monteverdi. De repente, los invitados se sorprendieron al ver entrar en escena a tres personajes, dos de los cuales con armadura: Tancredo y Clorinda. El tercer personaje fue el Narrador, y cantó algunos versos de Jerusalén Liberada de Tasso. Posteriormente, la pareja cantó mientras actuaban como peleadores en la dramática historia hasta el trágico final. El público, nos cuenta el compositor, quedó asombrado, porque nunca antes habían visto algo así.